Artículo: El sol y la luna en el universo de La vida es sueño

La vida es sueño es una de los numerosos dramas trágicos que compuso Pedro Calderón de la Barca (Madrid, 1600), uno de los dramaturgos más prolíficos del Siglo de Oro español. La obra es conocida por tratar los temas del destino y la libertad del individuo, razón por la que en ocasiones también es clasificada como “drama del destino” (Pedraza, 2006). No obstante, de ella también se pueden extraer otros aspectos como el honor, la religión y el arte de gobernar (Arellano, 1995). Segismundo, príncipe convicto de Polonia, será quien protagonice todas estas cuestiones en una espiral de diálogos y reflexiones. 

La obra calderoniana destaca por su riqueza simbólica y profundidad intelectual, y por ello merece  especial atención el tratamiento que hace el autor de los pecados capitales, qué personajes ostentan los vicios y de qué manera afecta a sus destinos. Asimismo, también existe una intención de armonizar distintas teorías eruditas modernas, como la dicotomía entre sueño y realidad que recuerda al método cartesiano, la escenificación de algunas de las máximas elaboradas por Maquiavelo o las numerosas  referencias  astronómicas (con simpáticos tintes astrológicos y mitológicos) de los estudios de Copérnico. Este artículo se centrará en este último aspecto, tratando de analizar y resaltar algunas de las observaciones, tanto astrológicas como astronómicas, que influyeron en el trabajo del dramaturgo. 
 
En su obra, Calderón se muestra al tanto de las corrientes científicas de su época. Como también Descartes recurría a la astronomía para explicar su racionalismo (Descartes, 2010), en La vida es sueño los diferentes elementos del drama se esparcen como objetos estelares por un enorme escenario cósmico (Rull, 2017). Esto se puede apreciar, por ejemplo, en la predicción de Basilio (vv. 1450-1, “pensando hallarte advertido, / de hados y estrellas triunfando”), así como en las declaraciones de amor de Segismundo a Rosaura (vv. 1608-9, “Yo, en esferas perfectas, / llamando el sol a Cortes los planetas”) a quien describe de todas las formas astronómicas posibles (v. 1617, “sol, lucero, diamante, estrella y rosa”). De esta manera, los personajes orbitan frágilmente alrededor de Segismundo, cuyo nombre funciona como un recurso narrativo con gravedad propia.

Copérnico fue quien dio un vuelco a los esquemas astronómicos tradicionales al situar al sol en el centro del movimiento planetario (Fernández, 2001). Esta revolución se confirma en la obra calderoniana. Podría pensarse que es Basilio, como rey bautizado con una vaga metonimia griega (pues su nombre, Βασίλειος, significa "rey" en griego antiguo), quien decide el destino de los personajes, pero su afición a la astrología no resulta en más que un desastre tras otro en la consecución de sus propósitos (Chen, 1998). Como se va a explicar a continuación, es Segismundo quien despliega la verdadera fuerza de un astro rey, tanto en su atracción de los acontecimientos como en su brillo espiritual.

La centralidad de Segismundo, al contrario que su padre, no viene determinada por las supersticiones, sino por sus acciones y su evolución dramática, así como por la retórica con la que es empapado. Rosaura, al oír sus lamentos, se refiere a él como “pálida estrella” “latiendo rayos” (vv. 86 y 88), pero las alusiones lumínicas sobre Segismundo no quedan ahí. El nombre de Clorilene, su  madre  y  también  de  Estrella  (Antonucci,  2008),  podría  tratarse  de  una composición entre Clara (brillante, resplandeciente) y Elena, que en griego (Ἑλένη) significa “antorcha”. Recordemos a Selene, diosa griega de la luna que da nombre a la selenología (ciencia que estudia la luna), cuyo símbolo es precisamente una antorcha. Ello podría explicar por qué el nacimiento de Segismundo fue para Basilio “el más horrendo eclipse que ha padecido”.

En esta misma línea, es importante resaltar la magnífica alegoría astronómica que elabora Calderón de un parto trágico. La descripción hiperbólica de Basilio sobre el nacimiento de su hijo (vv. 696-9, “Los cielos se escurecieron, / temblaron los edificios, / llovieron piedras las nubes, / corrieron sangre los ríos”) deja entrever cierto resentimiento por la muerte de su  esposa  y  una  notoria  influencia  en  el  autor  de  los  tratados  políticos  de  Maquiavelo (Campbell, 1998). Se llega a esta conclusión gracias a las notables deixis temporales de  su  primo  Astolfo  (vv.  -525-7,  “fue  la  mayor,  de  quien  /  sois  hija.  Fue  la  segunda,  / madre…”) y las constantes alusiones que hace Basilio a la muerte durante la descripción del parto (vv. 664-5, “antes que a la luz hermosa / le diese el sepulcro vivo”, vv. 626-7, “que el sol ilumina a rayos / que parte la Luna a giros” y v. 704, “pues dio la muerte a su madre”). Por todo ello, Segismundo es, en resumen, el astro rey que ilumina el reino y que, trágicamente, apagó la claridad lunar de su madre Clorilene cuando llegó al mundo.

Referencias:
  • • Antonucci, Fausta (2008). La vida es sueño, una obra cumbre del teatro europeo. Prólogo de “La vida es sueño”. Edición, anotación y prólogo de Fausta Antonucci. Editorial Crítica, S. L. Barcelona.
  • • Arellano, Ignacio (1995). Historia del teatro español del siglo XVII. Ediciones Cátedra. Grupo Anaya, S. A., 1995. Madrid. 
  • • Campbell, Ysla (1998). Maquiavelismo y tacitismo en "La vida es sueño". Edición digital a partir de El escritor y la escena VI: estudios sobre teatro español y novohispano de los Siglos  de  Oro:  actas  del  VI  Congreso  de  la  Asociación  Internacional  de  Teatro Español y Novohispano de los Siglos de Oro, págs. 75-83. Universidad Autónoma de Ciudad Juárez. 
  • • Chen Sham, Jorge (1998). La fuerza ilocutiva de la profecía en "La vida es sueño". Anu. estud. filol. Vol. 21. Universidad de Extremadura. 
  • • Descartes,  René  (2010).  Discurso  del  método.  Traducido  por  D.  Manuel  García  Morente. Colección Austral-Espasa-Calpe. Madrid.
  • • Fernández, Pablo de Felipe (2001). El De Revolutionibus de Copérnico: la gestación de un libro que cambió la ciencia y la teología. Historia para el debate. Núm. 6, págs. 48-56. 
  • • Pedraza Giménez, Felipe B. (2006). Calderón de la Barca. Liceus, E-exceLence. 
  • • Rull, Enrique (2017). Perspectivismo y espacios simbólicos en La vida es sueño. Hipogrifo. Revista de literatura y cultura del Siglo de Oro. Vol. 5. Núm. 1, págs. 409-419. Instituto de Estudios Auriseculares.