y brilla el mundo con fuerza,
hoy será tu cumpleaños,
mi querida lectora, Emma.
Cantan las nubes a tu paso,
y a tu paso el suelo tiembla,
no se han cosido zapatos
que resistan a tus piernas.
Soy esa afligida Safo
que te obsequia tantas letras,
quien duerme en cama de esparto
y quien dormir en la tuya sueña.
En mi bolsa ando hurgando
algunas rimas sinceras
que envolverte de regalo
el día que nació una estrella.
¡Pero es un esfuerzo en vano!
¡Pero es inviable tarea!
Tengo los versos cansados,
ni de un salto a tus ojos llegan.
¿Qué puede dar un muchacho
alejado de tu esfera;
un hombre simple de barrio
más bajo que tus caderas?
¿Qué hombre es el más apropiado
para mujer tan perfecta,
siendo ídolo de chalados
y de amantes de quimeras?
Un beso o un fuerte abrazo
serían vagas ofrendas
de un moribundo beato
a ti, mi amada diosa Emma.
Y es que faltan agasajos
que tu alma se merezca,
del cielo mereces tanto,
mereces la luna llena.
No soy digno de tus manos
ni de tu injusta belleza,
no puedo darte ni un gramo
de gozo, sino de pena.
Soy un vil necesitado
de ver tu sonrisa bella,
¿puede este ser mi regalo;
no querer tenerte cerca?
Porque soy deforme y malo,
porque eres gentil y buena,
porque tu pecho es dorado,
porque mi pecho es de piedra.
Si te atara a mi regazo,
vestirías la vergüenza,
y desharías en llantos
los diamantes de tus cejas.
Por mi suerte doy mil tragos,
soy el rey de la pobreza,
tus ropas serán de trapos
empapados de tristeza.
Soy el peor candidato,
la gracia infausta y adversa;
si vivieras a mi lado,
moriría el astro reina.
Es mi sueño realizado
verte volando y contenta,
tu alegría no hará daño
a mi alma ya descompuesta.
Así es mi fin desgraciado,
así el amor de un poeta;
los ángeles cumplen años
y los monstruos su condena.
Hace tiempo hube arrojado
mis esperanzas escuetas
sobre un papel empapado
de mis lágrimas serenas.
Fue un libro, ya publicado,
que espero algún día leas,
pocos son mis poemarios,
pocos son siete poemas...
Para un ser de tu tamaño,
para tan grande doncella,
mis palabritas de anciano
se quedan cortas y secas.
Este poeta consternado
quiere un buen día que tengas,
que tengas feliz cumpleaños,
mi querida lectora, Emma.
Enrique Girona (2025)